Análisis del Dircurso del Primer Ministro, Winston Churchill

NOTA1: El texto escrito en cursivas son citas del texto original.
NOTA 2: Las palabras o frases escritas en negritas son los elementos más importantes dentro de la cita.

La nación Inglesa estaba mal preparada para la segunda Guerra Mundial, tanto material como psicológicamente, no siendo suficiente esto, a menos de 2 meses después de esta fecha (13 de mayo de 1940) se desarrollaría la Batalla de Inglaterra, una serie de operaciones en el cielo británico que duraría 4 meses.

Por eso, cuando Churchill fue nombrado primer ministro el 13 de mayo de 1940, pronunció una conmovedora arenga en la que afirmó no poder ofrecer más que "sangre, sudor y lágrimas" a sus conciudadanos.
El pueblo británico aceptó el reto y convirtió tan terrible frase en un verdadero lema popular durante seis años; su contribución a la victoria iba a ser decisiva. Churchill consiguió mantener la moral en el interior y en el exterior mediante sus discursos, ejerciendo una influencia casi hipnótica en todos los británicos.
En la primer línea del discurso, Churchill habla en primera persona y así lo hará en muchas ocasiones, le delegan una responsabilidad, y toma muy en serio que él y sólo él lo puede hacer.

“El viernes por la noche recibí de Su Majestad la misión de formar un nuevo gobierno”.

Posteriormente, anuncia que él pudo concretar con éxito parte de la tarea que le fue asignada.

“Ya he completado la parte más importante de esta tarea”.
Continuando con el informe de sus actividades, como él fue asignado para cumplir una misión, a él le corresponde rendir cuentas:

“Esta noche le presento al rey una lista más amplia”.

Y él, aparentemente solo, sin la ayuda de nadie, continuará con su deber:

“Espero poder completar el nombramiento de los principales ministros en el día de mañana”.

Hasta este momento, Winston Churchill solo habla de él mismo, haciéndole parecer al Parlamento que ha obrado bien, sin errores, que su elección como Primer Ministro no ha sido en vano. Aunque continuará con esto:

“…esta parte de mi tarea…”; ”Consideré para el bien público…”

Ahora nos habla de que hay una oposición entre el Parlamento y el gobierno:

“…invito al Parlamento que… declare su confianza en el gobierno”.

Pero su intención es unir ambos órganos políticos mediante una resolución, dicha resolución es, dice Churchill:

“Este Parlamento le da la bienvenida a la formación de un gobierno que represente la unida e inflexible resolución de la nación de proseguir la guerra con Alemania hasta su victoriosa conclusión”.

Y como podemos ver también en esta cita, el motivo principal de conciliar al Parlamento con el gobierno es poder seguir adelante, contra Alemania, en la segunda Guerra Mundial para conseguir la victoria. Cabe señalar que en el discurso utiliza la preposición “con” en vez de “contra”, aunque no hay necesidad de utilizar ésta última porque la “victoriosa conclusión” a la que se refiere, al finalizar la cita, pertenece a los ingleses.

Ahora, en esta parte del discurso, ya no habla de su misión encomendada, sino de la que cada uno tiene con su nación respecto de la guerra, su intención es que nadie se olvide del compromiso que tienen con su patria:

“Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia, que nosotros estamos actuando en muchos puntos de Noruega y Holanda, que estamos preparados en el Mediterráneo, que la batalla aérea es continua y que muchos preparativos tienen que hacerse aquí y en el exterior”.

Después se dirige a la Cámara expresando lo siguiente:

“No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.

Cada una de estas palabras es una metáfora en sí, minimiza o resume las acciones en una sola expresión: “sangre” porque está dispuesto a pelear por su nación y morir por ella; “esfuerzo” se refiere a tenacidad, nunca se dará por vencido; “lágrimas” porque luchar por una causa no sólo implica trabajo físico, también está comprometido con su país sentimentalmente, porque él así lo decidió; “sudor” se refiere al esfuerzo físico, al trabajo que sabe que es arduo pero está dispuesto a no cesar con su encomienda.

En el siguiente párrafo vuelve a hacer uso de pronombres inclusivos con el mismo que la primer vez:

“Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntáis: ¿Cuál es nuestra política? Os lo diré: Hacer la guerra… con toda la fuerza que Dios nos pueda dar…esta es nuestra política”

Vuelve a hacer una oposición, no dice explícitamente contra quien, pero por el contexto de la segunda Guerra Mundial, sabemos que es Alemania, que además, la califica con adjetivos negativos, en este tipo de discursos, es indispensable dejar en alto la nación propia y al hablar de “ellos” humillarlos y hacerlos parecer, como dice la cita, unos monstruos:

“…hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos”.

La siguiente cita es un verdadero ejemplo de la confianza que contagia al hablar, y es obvio que esto es lo que tiene que hacer, si no son los altos mandos los que transmitan paz y tranquilidad, y en este caso un poco de resignación, entonces ¿quién?:

“Tened esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que el Imperio Británico ha defendido… Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza”.

En el último párrafo, termina hablando nuevamente en plural:

“Estoy seguro de que no se tolerará que nuestra causa se malogre… Venid, pues, y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas”.

Este discurso es verdaderamente esperanzador, inculca un sentimiento de nacionalismo y un deseo de responderle a tu país con las mejores acciones que uno es capaz de realizar, ante al adversidad siempre hay un motivo por el cual vale la pena continuar.

Encontramos en éste discurso el ejemplo perfecto de la conjugación de los términos incluyentes y excluyentes, al principio del discurso, Winston Churchill hace mención de que él es la persona indicada para concluir con éxito la misión de integrar a la nación y con justa razón sólo él puede hacerlo, independientemente de la persona que fue, sus logros y reconocimientos o de sus habilidades personales. Tenía claro que si lo habían escogido era por algo, porque era capaz y no podía titubear al respecto pues la confianza depositada en él disminuiría o se perdería por completo y se le destituiría del cargo. En ese tipo de responsabilidades se necesita una persona segura de sí misma. Sin ser arrogante, logra contagiar su seguridad al parlamento cumpliendo efectivamente su misión. De la misma manera, consigue separar de una manera soberbia su responsabilidad como Primer Ministro, de la responsabilidad que le compete a toda la comunidad Inglesa de luchar por su nación y, él como parte de esa comunidad, no como Primer Ministro, tiene que hacer lo propio. Me parece una estrategia excelente la de empezar citando los logros propios para que en el momento de delegar responsabilidades, las segundas o terceras personas se sientas más comprometidas a cumplir con el deber que a cada uno le corresponde.
Churchill sabe perfectamente lo que está pasando en su país, sabe quién es y qué momento tan decisivo en su vida, carrera política y en su patria está por ocurrir, nunca despega los pies del piso, por eso concluye con un mensaje de motivación para todo aquél inglés que lo escuche, también es una invitación a seguir luchando por su nación con las armas que cada quien pueda poseer. Después de todo, el sólo tiene su “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”.
Churchill, Winston 1940. Discurso pronunciado ante el Parlamento al ser electo Primer Ministro.
Fecha: 13 de mayo de 1940. El texto original está disponible en: http://inep.org/content/view/2596/73/

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